Entrevista a Javier García, Unidad de Arritmias, Servicio de Cardiología

Javier García, Unidad de Arritmias, Servicio de Cardiología

Cardiología es una de las especialidades con más campos abiertos respecto a investigación ¿en qué líneas o proyectos está trabajando ahora mismo? Básicamente nuestro servicio de Cardiología y nuestra unidad de Arritmias son unidades asistenciales, la investigación en nuestra realidad es algo habitualmente voluntario y hecho en ratos libres. Los proyectos más relevantes que estamos realizando actualmente son uno sobre reducción de la exposición a los rayos X , que pueden ser dañinos tanto para el paciente como para el personal que lo utilizamos, en todos los procedimientos que realizamos (estudios electrofisiológicos/ ablaciones, implantes de marcapasos, desfibriladores…); otro sobre implantación de consulta exclusivamente remota de dispositivos cardiacos implantables (marcapasos, desfibriladores y Holter subcutáneos) y, relacionado con marcapasos, estamos investigando sobre factores predictivos para el desarrollo de fibrilación auricular y apneas del sueño detectadas en pacientes portadores de marcapasos. A nivel nacional estamos liderando un proyecto apoyado por la Sociedad Española de Cardiología con dos objetivos: determinar el impacto del COVID en las diferentes comunidades autónomas y en el total de la nación en los implantes de marcapasos y desfibriladores y, en segundo lugar, evaluar si la pandemia ha aumentado el número de pacientes y centros que utilizamos la monitorización remota en el seguimiento de dispositivos,que antes de la pandemia era muy bajo. Asimismo, participamos en estudios multicéntricos desde hace años para mejorar con diferentes herramientas las técnicas que utilizamos habitualmente en las ablaciones de arritmias muy frecuentes (como la fibrilación auricular y taquicardias ventriculares). Por último, destacaría la validación de algoritmos automáticos de dispositivos que permiten resincronizar el corazón a través de un dispositivo denominado marcapasos o desfibrilador tricameral.

De esas líneas/proyectos ¿cuál de ellos está más avanzado o considera que puede obtener resultados más relevantes?
A nivel de impacto sanitario y hospitalario, sin duda, conseguir que la consulta de dispositivos pueda realizarse de manera automatizada y casi exclusivamente a nivel remoto. Ahora ya somos capaces de ver la información que nos da el marcapasos, el desfibrilador o el holter sin hacer que el paciente acuda al hospital. En estos momentos se está instalando en el HUBU un programa (tenemos la suerte de ser los primeros a nivel nacional, por lo que estamos participando muy activamente en su desarrollo) para hacerlo a nuestro gusto. Nos permitirá ver simultáneamente la información de los diferentes dispositivos y marcas, filtrar las alertas con inteligencia artificial, incluir los informes en Jimena y avisar al paciente con un SMS, app o mail de que le hemos revisado remotamente y todo está bien para que sientan que están siendo cuidados y hay alguien al otro lado de su transmisor. Se trata de que solo vengan al hospital aquellos pacientes que lo precisan, permitiéndonos ser seguros y eficientes.
Recientemente publicamos un artículo en el que demostramos que con la monitorización remota éramos capaces de reducir las consultas presenciales de manera segura en un 80% y eso aplicado de forma plena en el HUBU podría suponer una reducción de 2.000-3.000 consultas presenciales anuales.

¿Por qué es importante dedicar tiempo a la investigación?
Actualmente tenemos claro que la medicina basada en la evidencia es la única forma de progresar haciendo las cosas correctamente. Por tanto, cualquier fármaco, dispositivo o medida terapéutica debe demostrarse eficaz, seguro y en muchos casos eficiente tras la realización de varios estudios con muestra y métodos adecuados que dejan fuera de toda duda el beneficio de su uso. Nosotros tenemos una práctica eminentemente asistencial que limita mucho nuestro tiempo, pero podemos poner en esto también nuestro granito de arena trabajando en estudios multicéntricos, en redes de investigación o planteándonos si existe una manera de tratar mejor a nuestros pacientes y demostrarlo utilizando un método científico riguroso. En mi humilde opinión, la investigación bien hecha (sobre todo la básica) debe ser una opción laboral válida, también en España. Creo que entre todos debemos apoyarla para conseguir un cambio a nivel institucional en nuestro país. Esta pandemia y la carrera por las vacunas nos ha dejado a todos muy claro lo importante que es y también nos ha mostrado las calamidades que en muchos casos pasan nuestros investigadores.