Entrevista a Martín de Frutos, facultativo emérito

Martín de Frutos, facultativo emérito

Recientemente ha publicado un libro sobre la pandemia de 1918 en Burgos, teniendo en cuenta el trabajo minucioso que requiere cualquier trabajo sobre historia ¿cómo ha sido el proceso de elaboración de esta obra?
Comencé a pensar en la afectación de la pandemia de 1918 en la población burgalesa antes de que se cumpliera el centenario. Empecé a recopilar información y en octubre de 2018 ya salió un reportaje en prensa sobre la repercusión de aquella pandemia en la capital. Luego me dediqué a investigar en la repercusión en la provincia, que fue arduo porque la información estaba muy dispersa. En el verano de 2020 ya estaba todo recopilado, contacté con la Diputación, puesto que el libro contiene mucha información del ámbito provincial y aceptaron publicarlo, cosa que se hizo un poco antes de la Navidad pasada. Son ya varios los libros que he escrito sobre temas sanitarios; sobre el Hospital General Yagüe, sobre Fuente Bermeja y también la Escuela de Enfermería.

¿Qué semejanzas y diferencias ha encontrado entre la pandemia de 1918 y la actual?
El libro incluye un capítulo final, que no estaba previsto cuando comencé a elaborarlo, donde se ven esas semejanzas y diferencias. Quizá la diferencia más notable es el cambio en los modos de comunicación, relacionados con el modelo de sociedad. En los pueblos, por ejemplo, solo conocían lo que pasaba en su pueblo y en los más cercanos, pero no en el resto de la provincia. Solo los más cultos, que tenían acceso a la prensa, estaban informados. En cuanto a semejanzas, el comportamiento social fue el mismo, y las decisiones sanitarias, también: cierre de lugares públicos, suspensión de clases en las escuelas, de festividades… Se recomendaba sacar a los niños al aire libre y mucha gente se fue a vivir al campo.

Respecto a su trayectoria profesional ¿qué balance hace de todos estos años de ejercicio?
Creo que, en el ámbito sanitario, es común a todos la percepción de la tremenda evolución en el conocimiento y en los resultados derivados de ese conocimiento en los propios pacientes. Tanto en los diagnósticos como en los tratamientos los avances tecnológicos han provocado unos cambios tremendos. En el aspecto humano, para mí, la relación con los pacientes ha sido igual. A la persona que acude con un problema se le trata con más medios, pero la relación es igual, con la salvedad de las barreras que se han tenido que adoptar en el contexto de la pandemia.