Tres Preguntas a... Dra. Ester Badia, L.E. Aparato Digestivo (a la izda. de la imagen junto a la Dra. Judith Gómez, directora de su tesis doctoral)

Acaba de defender su tesis doctoral, calificada Sobresaliente Cum Laude,
sobre hepatitis C: “Antivirales de acción directa: la nueva era del tratamiento
de la hepatitis C. Desde el interferón hasta la eliminación”. ¿En qué consiste la
investigación en la que se ha basado?

Hace unos años aparecieron nuevos tratamientos antivirales para la hepatitis C
que mejoraban la respuesta y los efectos adversos. La tesis es un compendio de
cuatro publicaciones centradas en esos tratamientos: los primeros antivirales
que se administraban con interferón; sobre terapias sin interferón; sobre los
beneficios clínicos de las terapias sin interferón y, por último, sobre prevalencia
de hepatitis C en ingresados por covid. La recomendación del Ministerio de
hacer serología a los pacientes covid con hepatitis C facilitó la realización de un cribado oportunista que dio como resultado una baja prevalencia, atribuible en gran
parte a los tratamientos. Es una prevalencia baja, pero indica que hay un foco de
pacientes pendientes de tratar, que probablemente están fuera del sistema, lo que
se conoce como poblaciones vulnerables.
¿Qué perspectivas se abren ante el resultado de la tesis?
Ahora que sabemos que los tratamientos funcionan, queda por abordar esas
poblaciones vulnerables que no están recibiéndolos. Debido a que no hay una
vacuna, la única forma de evitar la transmisión del virus es curar a los pacientes
infectados. El objetivo ahora sería detectar esas poblaciones vulnerables y
cuantificar los que están sin tratar. Para eso se han adquirido kits de gota seca, que
permiten obtener el anticuerpo y el RNA del virus mediante un procedimiento que
no requiere personal sanitario formado. Se van a empezar a utilizar en el Centro de
Atención a Drogodependientes de Cruz Roja; una vez se detecte la infección
mediante la gota seca, se facilitará el acceso al tratamiento. Esto supone, por un
lado, realizar una captación activa de los pacientes y, por otro, simplificar el proceso
asistencial; cambios orientados a lograr el objetivo planteado por la OMS para
eliminar las hepatitis virales en 2030.
¿Qué mensaje o reflexión le gustaría compartir con todos los profesionales del
CAUBU?

Empecé la tesis gracias al Dr. Federico Saez-Royuela, que fue el primer director.
Tras su fallecimiento en 2018, la retomé gracias a la Dra. Judith Gómez Camarero,
que aceptó ser la segunda directora, de manera que mi primer mensaje sería de
agradecimiento a ellos dos. A nivel más general, la investigación debería ser una
parte esencial de la práctica clínica; en mi caso ha servido para demostrar que los
tratamientos funcionan, que aportan beneficios a los pacientes y saber hacia dónde
debemos dirigirnos, en qué debemos seguir trabajando. Aunque a veces el camino se hace difícil y largo, compensa por el beneficio que aporta a los pacientes que, a
final, es para lo que estamos aquí. Investigar te permite estar al día, con lo que eso
supone para los pacientes.